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Una piscina libre de infecciones. ¿Cómo se hace? El protocolo que le debe mucho a la química

Las piscinas deben mantenerse limpias y desinfectadas para evitar la proliferación en el agua de virus, bacterias u otros organismos peligrosos para la salud. Por ello es necesario realizar un mantenimiento del agua de la piscina que debe ser tratada regularmente con productos químicos para matar los microorganismos dañinos y poder garantizar un baño seguro, libre de riesgos de enfermedades.

Es importante saber qué hacer y cómo mantener desinfectada y con el pH adecuado el agua de la piscina. Para ello hay todo un protocolo en el que los productos químicos juegan un gran papel. Vamos a contarte cómo se hace.

Los desinfectantes más habituales que se agregan al agua de la piscina para desinfectarla son los biocidas como el cloro, el hipoclorito de sodio o el bromo. El cloro químico es el biocida más utilizado. Tiene un alto poder oxidante y un precio asequible para todos. Tiene propiedades bactericidas, alguicidas, cristalizadores, fungicidas y floculantes. Te sonará lo mucho que hablamos de él durante la pandemia en este post.

Cuando el cloro se agrega a una piscina, sus componentes al entrar en contacto con el agua, liberan ácido hipocloroso, un ácido débil que actúa como un desinfectante activo que mata las bacterias y los gérmenes.

El cloro es un elemento químico de generación natural y uno de los elementos básicos de materia. Se fabrica a partir de la sal común, mediante un proceso de electrólisis, durante el cual se pasa una corriente eléctrica a través de una solución de salmuera.

Las piscinas pueden desinfectarse usando varios compuestos a base de cloro: hipoclorito de sodio, hipoclorito de calcio, hipoclorito de litio, isocianuratos clorados y gas de cloro.

El hipoclorito de sodio (NaClO) es más eficaz que el cloro químico y además es blanqueante. Pero es menos utilizado sobre todo en piscinas de particulares porque hay que manejarlo con precaución, al ser más corrosivo y afectar más al pH.

El bromo es otro producto químico similar a los compuestos clorados en su eficacia contra microorganismos, aunque es más eficaz cuando el pH del agua está más elevado. Aporta ventajas frente al cloro, al no tener mal olor y no irritar los ojos ni las mucosas. Pero se utiliza menos porque es más caro.

Todos estos compuestos químicos se suelen utilizar de forma manual (aunque también pueden automatizarse utilizando bombas dosificadoras, ionizadores de cobre/plata, sondas de control, luz ultravioleta, ozono…), por lo que es importante saber dosificarlos adecuadamente. Es necesario que las piscinas mantengan un nivel adecuado de pH y de cloro, o de bromo, para que la higiene y la seguridad de la piscina sea completa.

Los desajustes del pH producen efectos negativos. Si está demasiado bajo puede irritar los ojos o corroer los metales, y si está demasiado alto provoca irritaciones de ojos y mucosas, destruye la capa protectora natural de la piel, pone el agua turbia, crea incrustaciones y lo más importante, disminuye el efecto de la desinfección.

Los niveles adecuados en piscinas de cloro son de 1 a 3ppm (partes por millón). Los del bromo deben ir de 3 a 8 ppm. Y el nivel de pH se debe mantener entre 7.2 a 7.8 en todos los tipos de agua, para prevenir enfermedades, mantener la vida útil de las tuberías y propiciar el bienestar de los nadadores.

Estos niveles recomendados de cloro o bromo eliminan la mayoría de los microbios en pocos minutos, si bien el Cryptosporidium es un microbio que puede sobrevivir más de 7 días en el agua tratada.

Es conveniente revisar el nivel del desinfectante (cloro o bromo) y el pH del agua al menos dos veces al día como mínimo. Es un procedimiento sencillo que se puede realizar utilizando tiras reactivas o kits de prueba.

Es necesario manipular los productos químicos de la piscina de manera segura y almacenarlos y utilizarlos adecuadamente y siguiendo siempre las instrucciones del fabricante. Usar equipos de protección, como máscara, guantes y gafas protectoras, cuando manipula estos productos y mantenerlos en un lugar cerrado y seco, alejados de niños y mascotas.

El mantenimiento de las piscinas debe hacerse diariamente con independencia del tipo de piscinas que sea, incluso en las pequeñas y en las de PVC o hinchables, debe realizarse y comprobar la desinfección de las mismas.

Como ves, la química mejora y mucho nuestra vida diaria, estemos o no de vacaciones. Al cloro le debemos en muy buena parte nuestra seguridad cuando estamos relajados y disfrutando de una piscina. Su uso es un ejemplo más de cómo la autoprotección y la química se dan una vez más la mano, también en nuestro tiempo libre.

Una piscina libre de infecciones. ¿Cómo se hace? El protocolo que le debe mucho a la química

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